sábado, 28 de abril de 2012

La falta de cultura y su gente (con lenguaje coloquial)

El otro día leía las Últimas Noticias, no porque crea que sea un buen diario ni mucho menos, sino porque me llamó la atención su particular portada, algo relacionado con Mundos Opuestos, y muy extrañada le pegué una repasada así por ser, como por mera curiosidad y en un intento de entender la vorágine de este fenómeno. No le encontré niun brillo, es más, me dio harta pena cachar que más de la mitad de Chile no hace más que hablar de un programa bien penca y mataneuronas como ese.

Fue ahí el punto donde comenzó mi torbellino mental, ¿por qué es tan masivo el hecho de mostrar la "cotidianidad" que vive un grupo de personas, bajo condiciones tan macabras como las usadas por los medios masivos de comunicación? ¿Morbo? ¿Ocio? ¿Qué resulta tan interesante que uno puede quedarse pegado en la pantalla inerte de un televisor observando como dos pelagatos comentan de temas banales y muchas veces sin sentido? Alguien podría, sin duda, responderme a mis múltiples preguntas diciéndome que entretiene, que todos lo ven y por qué yo no, etc. Pero yo tengo varias teorías que apuntan a contestar lo que me planteo, quizás no de forma decorativa pero no por ello menos cierta.
(Para explayarme, una cuota de Neil Young con "Hey Hey My My")
A Chile le falta culturizarse de forma perentoria. Dejo los antecedentes sobre la mesa cuando me refiero a un programa de lujo exhibido por Televisión Nacional de Chile hace algún tiempo: La Ruta de Gengis Kan. Cito a Ivette Vergara cuando dice "La Ruta de Gengis Kan no se puede comparar con el rating de un reality", aludiendo su cambio de horario y posterior salida. 
Qué frase más penosa, y qué cierta en tiempos donde lo económico rige lo que se ve, lo que no, lo que sale de la televisión abierta y lo que se deja inserto como un verdadero cáncer intelectual.
Sucede en diversas índoles de los MCM, aunque con más fuerza en el que me refiero, que es la televisión. 
Actualmente, a través del sistema People Meter los auspiciadores analizan el rating, y si el programa es visto por una cantidad considerable de personas, pues es rentable y es posible auspiciarlos y sacar beneficio del. Si no, pues no y punto.
El problema acá entonces va en el factor televidente. ¿Por qué el rating es tan alto en programas basura? y me percato que es un círculo vicioso, ya que falta cultura en la gente, falta interés por las artes, las ciencias, nuestras raíces, costumbres, un conocimiento que va más allá de un Joche, un Roca o algún otro pelagato que ahora no recuerdo. A raíz de esa falta de cultura la gente prende la tele, que es un medio masivo, y se encuentra con este tipo de programación. (Y ahí se constata la escasez de -valga la redundancia- programas culturales) Pues, como la mayoría de la clase baja-media no posee cable, habrá que acatar lo que den en la tv abierta no más, y dejamos intacto el canal 13 para estar al día de todo el cahuín farandulero del reality. Y como la mayoría lo sigue, los auspiciadores llueven, insertan sus productos de consumo, ocurre un peak en sintonía y no se habla de nada más que no sea eso. (Si hasta existen en otros canales estelares dedicados a comentar lo que ocurre en Mundos Opuestos). ¿Cómo puedo competir yo contra un coloso como tal? ¿Será conveniente hacer un programa que nos muestre pasajes de la historia, costumbres de mi país, reportajes acerca de las artes, la música, ciencia o tecnología si no tengo los suficientes auspiciadores con los cuales sostenerme y financiarme? La respuesta es no. Y es por esa razón que los programas tipo Frutos del País, Santiago no es Chile, La Ruta de Gengis Kan, City Tour, etc, son destinados ya sea a un horario en el que muy poca gente está viendo tele, o a un canal del cable (tal es el caso de City tour, transmitido a través de Canal13 cable) Entonces, ni la gente está muy ahí con culturizarse ni los empresarios van a querer invertir en algo que no da abasto ni los canales van a querer empobrecerse por la falta de auspicio. Un real círculo vicioso que es necesario cambiar desde el nicho, más específicamente, desde las casas y escuelas (con lo que vinculamos de manera clarísima el tema educacional).
Hace poco asistí a un foro en mi facultad, en la que exponía Nibaldo Mosciatti, destacado periodista chileno, director de prensa de la radio Bío-Bío y comentarista de CNN Chile. 
"El rol social de los periodistas y los medios de comunicación" se llamaba el foro. Ahí se tocó un tema muy particular que era la censura existente en la prensa, el por qué se omite tanta información y se da énfasis a la noticia sensacionalista (ej Chilevisión) y el argumento que se escucha en respuesta a lo anterior: competencia, rating y auspicio. ¿Estamos volviendo al círculo? pues sí. Aludo a la periodista Consuelo Saavedra cuando señala que es necesaria la noticia amarilla para poder competir con noticieros de canales vecinos. Entonces no nos queda más que la resignación a informarnos de manera paupérrima y poco imparcial producto de un sistema que potencia de manera abismante el materialismo y el consumo.
Es triste, muy triste. Y lo peor es que el cable -en teoría- está destinado a sectores sociales más pudientes, quienes pueden variar la gama de canales y salir de la terrible realidad de la televisión abierta. 
Pero, ¿y qué pasa con quienes no pueden costearlo? pues, agachar el moño, señores, o ser uno más del montón hablando y comentando lo que está en boca de todos. Lo que sigue la masa, lo que mueve millones.
Mientras por nuestro lado pasa una sombra de la cultura chilena. Pasa desapercibido el Premio Cervantes otorgado a don Nicanor Parra, el gobierno le mete el dedo en la boca como puede a los chilenos, la mayoría no tiene conciencia social y todos malgastan la energía como si el planeta no estuviese colapsando ya con todo el mal que el humano le ha hecho. Las impresiones de Rembrandt nadie las anuncia (porque nadie cacha quién es Rembrandt), las mejores películas se las llevan los Cinearte porque "no son lo suficientemente masivas para incluirlas en la cartelera de cine masivo", pocos se acordaron que el 22 de Abril fue el día de la Tierra y pocos sabían que el 23 era el día internacional del libro. El teatro municipal (y el teatro en general) es carísimo, el cable es caro, la educación es cara, los libros son caros. Se restringe la cultura y las artes para el público. Nadie se entera de los Conciertos de la Orquesta Sinfónica de Chile, la mayoría no sabe quién fue el primer presidente de Chile ni mucho menos quién diseñó el escudo nacional, pocos han leído la poesía de Neruda y si no fuera por la película, pocos sabrían de la vida de Violeta Parra. Y para colmo, Chile jamás la ha elogiado como se merece. 
Pero podría asegurar que la mayoría sabe lo que pasó con Raquel Calderón, Vale Roth, Dominique Gallego (o Gallegos? no sé) y tantos otros que aportan una rica gama de cahuines, tonteras y bombas suicidas en esta sociedad en que a cada vez menos personas les importa realmente lo importante.
¿Usted cree, señor, que estamos mal? Si, pero podríamos estar peor. Mucho peor.




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