martes, 1 de diciembre de 2009

Un mundo ordinario




Qué es, precisamente, este acongojamiento de espíritu que inexplicablemente te vuelve mas frágil y más melancólica?


Todo esto me parece conocido por el solo hecho de que lo estoy viviendo. No debería ser así.
Otra vez soy yo la que quiere dar el paso de forjar algo nuevo, y no hay respuesta. ¿Por qué?
Quizás idealice algo que no existe, o que, si existió, se perdió en el tiempo. Típico de hoy en día, es más fácil mirar por una cámara que llegar a entrar en los ojos que miran el foco.
Sintonizo? Creo que no. Y cada vez me doy cuenta de que la realidad se equivoca y que yo cada vez pienso más distinto que el ayer. ¿De qué sirve entonces, construir ideales de cualquier índole si después se desvanecen?
No es lo que busco pero sin embargo amo, y amo como nunca antes creí poder experimentar. ¿Amor? suena como si tuviese toda una vida vivida, pero y qué? no he vivido nada y quiero la perfección. Me pregunto nuevamente de qué sirve tejer ilusiones en tu cabeza si no existen, si nadie actuará como lo haces tú porque eres único, por esa simple y suficiente razón.
Me crié quizás en un mundo donde me dijeron que lo natural era bueno y que lo bueno debía hacerlo yo. Pero qué pasa? Me encuentro con un sector paralelo del cual no soy parte porque no es mi naturaleza. Y tampoco es mi idea despotricar contra el mundo, sino más bien responderme el porqué.
Si ellos no están bien tampoco yo lo estoy. ¿Y qué hacer cuando me necesites si me tienes ahi mismo, sin saber que hacer? Sería mejor besar la lluvia, a ver si te das cuenta de que no puedes tenerla retenida para siempre en ti, se va, desaparece.
Lo mejor es hacer algo al respecto. Que sea mutuo, nada más.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Ecos Resonantes