domingo, 24 de abril de 2011

Un arbolito Santiaguino y lleno de gracia ♥

En Chile, en la ciudad de Santiago, en el centro de Santiago, en un parque, Parque O'higgins, en una cuasi laguna, cerca de Rondizzoni. Ahí, flotando en sus aguas, bien derecho y bien esbelto está nadando un árbol, quien con el soplo del viento se mueve cual danza fuese su vida. Pasa sus días esperando por alguien, por quienes quizás, y sin quererlo y sin premeditarlo pasan dos jóvenes, de la mano y con ojos de amor. Algo presiente aquel majestuoso en  aguas, siente correr por su savia un dejo cálido de embriaguez sobrehumana, y es que ha de ser tan sobrenatural que a ojos de cualquiera hasta parece simple.
Abre sus ramas, casi como queriendo abrazar a quienes caminando parecen ser uno, y juntos, nada más. Siente las grietas de su tronco rejuvenecerse de pronto y la niña alza un poco la voz, no tanto, pero lo suficiente para que la luz de sus ojos pueda oírlo. Y así, tal cual fuese la obra de Van Gogh retratada en un lienzo, ese árbol ocupa su vista y mirada, sentimiento y sensatez, para de pronto caer de golpe en un sueño profundo e ideal, en el que las estrellas rodean su cielo y caen como lluvia, una lluvia destellante y hermosa sobre el corazón de cada quien, y una sensación tan infinita, que ha de ser más que lo palpable, una constelación de emociones, de un futuro inciertamente angustiante y la vez ver que se escribe en el firmamento las ramas de tu destino. Junto a él, y nadie más que él ♥, ese ser que inconscientemente atrapa tus sentidos y cava en lo más hondo, ese que inspira lo imposible y hace que tu mundo sea un torbellino de alegrías.
Ahí mira el árbol la escena romántica en algún lugar de ese parque, ha de ser el árbol más feliz del mundo al sentir que estando aislado nunca se encontrará solo, habrá alguien que rememore su copa y su carismática inocencia en el pasar del tiempo, tan relativo a veces, tan imperceptible, tan efímero e insoslayable, pero tan tangible que hace querer rejuvenecerlo cada día con toques de inspiración amorosos. Ese es tu árbol, su árbol, que vive rodeado de la eternidad creciente del agua, anhelando estrellas, anhelando amores, anhelando sonrisas de paz.
Te quiero muchísimo mi Ale 

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