viernes, 29 de octubre de 2010

Mezcla del idioma eterno





Look who is alone now, is not me, is not me.

Te haré la siguiente pregunta: ¿Dónde estás ahora?
Como la lanza perfecta llega al alma del ser mismo con su melodía danzante. Y aún recuerdo el día que di mi vida, si, en parte porque si y en parte por la ilusión, creo yo, no lo sé.
Siéntete coooomodamente enferma, mira que ese viento, uf, qué ganas tiene de revolverlo nena, pero qué ganas tiene de jugar con ese pelo matizado ambiguamente, ese cabello que el sol colorea tiernamente mientras tus manchitas sigilosas responden a tu actitud media excéntrica.
Y ellos lloran y lloran y piensas que podrías hacer algo mucho harto poco por solucionar el laberinto mental, torbellino prefiere llamarlo y piensas que ah, cómo pudo, ya pasó, fin, punto final.
Anda a descifrar códigos eternos tanto con tu gente hermana como la metáfora incomparable del cuarteto de Liverpool.
Soy él como tú eres él y tú eres yo. Y todos somos juntos sentados en hojuelas de maíz. Qué maravilloso y cómo estoy llorando.
Y así sigue el paraíso terrenal que libera la conciencia y la hace inteligible porque cómo no ha de entenderse eso que quieres expresar, mucho de todo y poco de mucho.
También un señor con lentes que a tu gusto odias que estén de moda, como todo lo sesentero, dijo con su guitarra y su voz entre media rasposa y media llegada al alma, que cuántos mares debe volar una paloma blanca antes de que pueda dormir en la arena, dándote a conocer la respuesta soplando en el viento (curiosamente es ese mismo viento que mueve tu flequillo entre medio colorín y medio castaño) y tú, nadando en una pecera año tras año le tomas el peso a ese señor poeta en su sangre y canto.
Dices que nada cambiará tu mundo, y exacto, nada lo hace, sino tú misma lo haces porque cómo te llega todo eso, y más encima te sientes una piedra y culpable por ello. Yo diría más bien que te conoces lo bastante para ver la profundidad de algunos dilemas algo ocultos por esa imaginación que tiene lo uno y lo otro.
Y cómo te encanta el buscar el sentido a lo que muchas veces no tiene porqué tenerlo, y sigue soplando el viento y estamos hablando the same language. Crees en la hermandad y tu dilema está en el respeto por los derechos humanos, que hasta cuando se prohíbe el alzar la voz, derecho estudiantil, derecho a la mujer, derecho a la libertad y a la igualdad de género. Y sigues dando vueltas y otra vez giras pensando en cómo cambiar el mundo y sueñas quizás con algo que incluso tú puedes llegar a considerarlo utópico, pero no es más que algo fugaz y sigues mirando al frente, that's the way it is.
Hay algo que no es aquí, this is not here, decía Lennon, y oh, Lennon y Gandhi y Martin Luther King. Tienes ese desorden preciosamente magnificado en tu interior que te hace ser bella por sólo sentirlo y poder preguntarte cosas que a fin de cuentas te entiendes tú sola, maravillosamente es así.
Ruleta sinfónicamente agridulce en el que te arrodillas frente a un millón de gente implorando ser masa misma del rebaño que se rige de la ética moderna, ese actuar frío en que se pierde lentamente todo, el significado puro de lo que emana el ser en sí, y vaya, parece que el señor con lentes cuadrados tenía razón entonces, qué más da, si aún no sabemos cuántos caminos ha de caminar alguien para poder al fin ser llamado hombre, o cuánto tiempo han de volar las balas de cañón antes que sean prohibidas para siempre. Y lees acerca del existencialismo y te preguntas qué quería decir Lennon con Dig a Pony, aunque sé que las palabras que brotan y fluyen al rededor de mi universo, frágiles no son, se hacen fuertes como pájaros que toman sus alas rotas y aprenden a volar, toda su vida.
Toca las puertas del cielo en tu estancia terrenal, por favor, que hay ojos que deliran pensando en qué podría sucederte y no saben que esta mujer hecha y derecha se para por sí misma y que no es la única con emociones encontradas, vuela encantada en sus sueños de miel, deleitándose gustosa con los pequeños placeres, siguiendo el ideal de fuerza, alma, espíritu, mente, corazón. Dueña de sí misma y hermosamente complacida con sus metas. Así ha de ser, ruletita mía, ruletita que gira hacia atrás, contra todo lo establecido, amante animal y universal en su justa medida.
It's not me, It's not me, I'm waiting for my wild wind.

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