domingo, 12 de septiembre de 2010

Humanista sin sueños.-



Todos en algún momento piensan que tienen su objetivo tan claro, que pese a que así sea, no puedes concentrarte en ello y en ese momento fracasas.
Últimamente me ha pasado en demasía, y no logro ver con claridad cuáles podrían ser las consecuencias de tal o cual situación. Simplemente pasa.
Y así como pierdes el tiempo mirando un punto fijo y no te das cuenta que las cosas pasan, cambian, son vulnerables a cualquier percance de la imaginación.
Aquí estoy, con un "non-sense" envidiablemente absurdo y la mente cae en pedazos al tiempo que por tu lado pasa volando.
Vuela sin alas, y volando tus palabras quedan a la interperie misma  del destino que cambia todo a su modo y manera. ¿Podría ser menos lógico?
Y son tantas las ganas de crecer al infinito, en un mundo en el que no se piensa más que el progreso por el progreso mismo, que me sumerjo en una distracción que me proyecta hacia lo que yo misma deseo llamar mi futuro, incierto por lo demás. Divagando por mi propio universo relato cosas en mi mente que suenan más como un correr de la conciencia que otra cosa. No es la idea, por supuesto, pero a veces lo externo vence las ganas que llevas al construir cosas y las desarma a su antojo. Así no se puede. Es un obligación indirecta esa de perder el tiempo, muy necesaria por lo demas.

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