viernes, 3 de febrero de 2012

Canto del yo que grita, reclama y pide justo pago.

"Justo cuando la gente las cantaba y reía..."
He aquí nuevamente tratando de buscar una identidad propia en lo que a literario se refiere, aunque ando media inquieta y con ganas de no ser ni tan metafórica ni tan pulcra de sentido figurado. Debe ser que tanto cable a tierra me tiene inserta en las ganas de algo surreal, ultraterreno, inocuo.
Es bien tarde, y me acabo de tomar dos Paceñas, a esto que pruebo y pruebo cervezas porque es necesario degustar el paladar y enseñarle unas cuantas cosas.


Y eso que antes no me gustaba la cerveza...
y eso que antes no sabía bailar cueca...
antes no sabía de literatura latinoamericana...
y el Barrio Brasil me era indiferente.
Y eso que antes yo tenía una actitud moral impetuosa, 
y eso que ahora me las doy de bohemia y voy paso a paso conociendo Bellavista bien de noche.


A dónde iré a parar, me pregunto, mientras me leo algunos textos de Historia de Chile, de Arte y el Retrato de Dorian Gray, como para hacer de este escaso verano, un mes apto para el florecer literario/artístico/cultural que engloba mi alma un poco inquieta, sedienta del aire que no pude respirar en el mundo de números y abstracciones íntegras.
Es lógico, no se puede hacer tantas cosas a la vez, pero yo misma no me permito caer en esa excusa usada, manoseada además, para ponerle freno a mi desarrollo en guitarra, literatura, teclado, karate, actividad física, bailes, música, pintura, misticismo y sus chelas locas. No señor, que se pegue el martillo a la mesa y rompa los cristales que mi mosaico cerebral tiñe de una paleta policromática de ensueño.


Trastórname, que son las 3:37 y esto recién está comenzando a aflorar en mi pequeña cabeza desenfrenada, ávida de que ocurriese, en éxtasis porque logra un objetivo que casi logra esquivarme por completo.


"La idea es romper todos los esquemas", si, hablando de una seudo revolución intelectual, un creacionismo innato, una manía desenfrenada de romper con lo establecido, el charleston, el jazz, los cigarros, las cenizas, filósofos ilustrados, Freud y de otras aflicciones, Munch, la Roulette, un París sediento, la arquitectura discordante, y un lector que todo lo piensa y todo lo observa porque sí y para él.


"Ay Palomitay, ay corazoncito... ¿Hasta cuándo estaré yo sufriendo?"


Canto de las alturas, alturas que pienso conocer en un futuro próximo, canto de aves, andar de guanacos, llamas, alpacas, telares de una ciudad desconocida, un arte precolombino que estremece de sólo pensar que son nuestras propias raíces. 
- Prepáreme una cámara buena que pueda retratarme de la forma más real posible con cuánta riqueza arquitectónica encuentre.
- Lo intentaré, pero básese mejor en la mejor cámara que usted posee: su memoria.


Y así con las alpargatas, así con el pelo enmarañado y el caminar sin rumbo por distintos puntos capitalinos, creyéndose no sé qué cosa esa niña, pero sintiendo que de a poco encuentra su sintonía, o se arma de valor para probar distintas cosas y luego dejarlas, tomarlas, enriquecerse con ellas.
Cuánto sabe la luna de guitarreos airosos!
Cuánto me inspiro yo en conocer su lado oscuro, una mala racha no más de tantos pensamientos juntos y simbólicamente maravillosos.


Que abres un libro, que buscas el punto exacto de inspiración para Santiago en 100 palabras, que buscas, hojeas y te deleitas con una fotografía. Qué ¡oh! matarías por tomar una fotografía como de aquellas, vas y buscas tu cámara y disparas, editas, subes la foto.
Lees el libro, que ¡oh! el té chino hace maravillas, las hojas de menta alivian la guatita y tomar infusiones hace bien al alma.
Vas a tu jardín, sacas menta, paico, matico y te preparas una infusión de hierbas medicinales. La tomas, qué lindo, has hecho algo por sacarte del encierro mortal de hacer lo mismo siempre.
Sigues hojeando el libro, hay un película buena en el cine arte alameda, acompañado de una exposición artística, ¡oh! descubres que tu corazón palpita por ir y verla y quedar bien intelectualmente hablando. En volá pasay a la biblioteca nacional, tomas algunos libros de Borges, o algún literario a gusto y pinta, sales, ojalá con el viento otoñal (así medio romántico) y caminas por el Santa Lucía, por atrás, casi llegando al forestal y a sus alrededores. Pasas al café de las artes, y te sientes TAN culta tomándote un cafelate con caramelo, leyendo algunos poemas de Pablo Neruda, que sales, entras al Museo de Bellas Artes, analizas unas cuantas esculturas, pinturas, sales. Caminas por "el Fore" como habrías de llamarlo en tiempos de colegio, ves los árboles y ¡oh! te gusta tanto la naturaleza que matarías por conocer los Bosques del Sur de Chile, pero acabas de salir del Bellas Artes, así que caminas por Lastarria así en una de esas ves algún taller de pintura, te inscribes y pintas un lindo cuadro que saltará a la fama por ser una obra maestra. Sueñe, mija, sueñe, pero bonito el sueño después de todo.
Es una miniatura de lo que en Valpo es el Museo a Cielo abierto. Oh! Valpo Valpo Valpo y su arte, su vida bohemia, su cultura arquitectónica, sus calles, sus cerros y su tan linda vista.
BELLAVISTA! grita el interior. Pero ahí se te va lo culta y lo lady porque te vay al lugar más tuja a tomarte unos cuantos terremotos, con tu mejor amigo, bailando cumbias y sintiéndote tan chilena buena pa gozar que hasta te da gusto y lo pasas bien bien, saliendo bien entoná de la Calle Loreto, caminando por la Alameda, entrada la noche, en un Santiago fiero y ávido de luces intermitentes.


Mañana, dices, será el día del guitarreo, los conciertos en piano, el té verde y blanco, la poesía de Don Nicanor, los paseos en bicicleta por el verde campo, alguna que otra cueca y un par de cervezas más.


Mal que mal, dices, la vida se hizo pa gozarla y pa vivir de arte y cultura, mientras dure esta ilusión literaria, este OASIS de no querer volver a estudiar como condenada nuevamente y respirar número y ecuaciones.
Esta pequeña gota de gracia, exhaltación y deseo en querer convertir anhelos expresionistas en sutiles tintes rosas. Algo así como el dulce sonido de una quena, o una melodía andina, o costumbres propias chilenas que amas más que nunca.
"The Beatles, cañalegui y maravillas" cuánta razón, Fito Páez.


Y faltará el teatro, la danza, el yoga, el arte oriental, el surrealismo y un




CÁLMATE, Y DEDÍCATE A HACER LAS COSAS BIEN, CABRA DE MIECHICA!





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