Venía pasando en auto por camino Lonquén si no me equivoco, y contemplé el cielo. Sí, lo miro muy seguido mientras espero que lleguemos a casa sólo para percatarme de cuánto significado puede haber en él. Más allá de un oscuro fondo y sus estrellas hermosas hay una conexión que ahora la siento más que ninguna otra vez para comunicarme contigo, aunque no sea con lenguaje propiamente tal, sino con sentimientos.
Venía tan sumida en mis pensamientos que sólo podía sentir el eco de estos mismos resonando en mi mente, como quien no oye nada más. Y yo no oía nada más.
Recordaba lo que había sido ayer, Viernes, y del Jueves, en los cuales me hubiese gustado alargar un poco más los minutos porque me es imposible separarme de ti. Ahora, quizás ha pasado un día, y ya necesito oírte. Necesito saber que respiras, que vives, que sientes tal vez.
Nostálgica. Eso es lo que soy. Y mientras miraba el cielo pensaba entre mí que cuánto faltaría para poder contemplar las estrellas juntos. Sin pensar ni decir nada, sólo sentir lo que eso significa. Para mí, el mero hecho de que quisiera que tu también te detuvieses a alzar la vista al cielo estrellado, quiere decir que quiero forjar algo junto a ti.
De que te extraño, y que ahora más que nunca quiero que el tiempo pase rápido. Soy una ridícula, lo sé, pero no me importa serlo con tal de darme cuenta yo que lo soy.
Te amo, cosita linda, y espero verte pronto.
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Ecos Resonantes