Jorge Drexler es un tipo que sabe quizás transmitir emocionas. No, quizás no, es así.
Hay dos canciones en particular que andan rodeándome en estos momentos, puede ser mi constante movimiento anímico, por mis impulsos discontinuos, no lo sé. Una nunca logra distinguir bien la raíz de los sentimientos.
"No tengo a quien rezarle pidiendo luz, ando tanteando el espacio a ciegas.
No me malinterpreten, no estoy quejándome. Soy jardinero de mis dilemas.
Hermana duda, pasarán los años, cambiarán las modas, vendrán otras guerras, perderán los mismos,
y ojalá que tú sigas teniendome a tiro. Pero esta noche, hermana duda, dame un respiro.
No tengo a quién culpar, que no sea yo con mi reguera de cabos sueltos.
No me malinterpreten, lo llevo bien... o por lo menos hago el intento.
Hermana duda, pasarán los discos, subirán las aguas, cambiarán las crisis, pagarán los mismos,
y ojalá que tú sigas mordiendo mi lengua. Pero esta noche, hermana duda, dame un respiro."
Hermana Duda.
"Tu beso se hizo calor, luego el calor movimiento, luego gota de sudor, que se hizo vapor, luego viento, que en un rincón de la Rioja movió el aspa de un molino, mientras se pisaba el vino que bebió tu boca roja.
Tu boca roja en la mía, la copa que gira en mi mano, y mientras el vino caía supe que de algún lejano rincón de otra galaxia, el amor que me darías transformado volvería un día a darte las gracias.
Cada uno da lo que recibe, y luego recibe lo que da. Nada es más simple, no hay otra norma, nada se pierde, todo se transforma..."
Todo se transforma.
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Ecos Resonantes