miércoles, 27 de octubre de 2010

Mirada viviente




Serán dos semanas ya desde que tomé quizás una de las decisiones más meditadas en mi corta existencia terrenal. Ahora me siento feliz porque pude optar por lo que mi mente me decía y no lo que otros quería ver.
Mirada animal, eso es.
Esa conexión que siento la naturaleza me hace más partícipe de afrentas revolucionarias que giran alrededor de mi universo espiritual. Esas ganas de alzar el puño, bien en alto, para decir que tengo mis razones para poder optar por lo que quiero.
Si, me volví vegetariana. Por fin puedo mirar a las vacas sin sentir una pena personal profunda de admirar maravillada su belleza y luego ver cómo el hombre puede tener métodos tan macabros para satisfacer sus propias necesidades.
Al fin no tengo remordimiento. 

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