Y mientras de fondo se oye charagua, se recoge el vertiginoso aire de quien vuelve a caer en el mismo torbellino de ilusiones compradas, de sueños rotos.
Es aquí donde mis palabras quedan silenciadas con los hechos y cuando los retorcijones de estómago están a flor de piel. Ansias indisimulables, unas ganas terribles de quedarme aislada en tu ser, de volver a creer en que este vez si será como corresponde.
Por la cresta, volví a quedarme perdida en los ojos de alguien, en un fondo cristalino de sonido inminente, de una transparencia inmutable, en ti, predecible como cualquiera, único como ninguno, idéntico a lo que quise alguna vez.